domingo, 24 de abril de 2011

Instrumento

Bajo la luz de la resurrección de Jesús todas nuestras sombras se despejan. Y se mira la vida de otra manera, con otra perspectiva. También nuestra vida pasada cobra nuevos colores si la miramos como regalo que acepta y transforma Jesús. Mi vida, la tuya, puede ser un cauce ("instrumento", en palabas de san Ignacio) maravilloso por el que Dios se abre paso en nuestro mundo. Desde esta mirada agradecida se entiende el siguiente texto mío, que comparto para celebrar la Pascua con vosotros:

Hoy, Señor, no puedo
por menos que alabarte
porque Tú hace mucho,
mucho tiempo
alejaste mis pies de la tristeza.

Robaste todas mis razones
para el odio, la queja y la ira.
Arrancaste de mí la soberbia
para que pudiera beber la vida.

Y no tuve tiempo, ni ganas,
ni supe hacer otra cosa
que no fuera amar.

Y tuve que vestirme de risas,
desempolvar mis canciones
y alcanzar tus sueños.

Y tuve que llenar mis días de flores,
mis ojos de brillos cercanos
y tener un corazón siempre a punto.

Tuve que aceptar
un regalo por segundo,
acumulando agradecimientos.

Tuve que servirte,
y servirte nuevamente,
porque me hiciste tu instrumento.

No hay comentarios: