Tú estás, pero nunca insistes.
Viven, pero no tienen tiempo
de fijarse que Tú también existes.
Tú humilde, bajo tierra.
¡Tantas cosas por contar!
Toda una vida entera
que a nadie parece importar.
Tras tus guantes, un artista;
tras tus letras, un amor;
en tus ojos, la llamada;
en el “nadie”, un Señor.
La prisa hecha sordera,
soberbia, indiferencia.
Rompió la noche, suave voz:
“¿Es que tampoco tú quieres
escuchar hoy mi canción?”
escuchar hoy mi canción?”
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