nuevamente de tu Reino nuevo,
que has vuelto a encender desde dentro
las esperanzas más olvidadas.
¡Hay tanta gente que no sabe
cómo les quieres y para qué les sueñas!
Pero hoy los pobres han vuelto a escuchar
sus nombres dignamente pronunciados,
y los pequeños han sido recolocados
en la palma amplia de tu mano.Jesús, me han dicho que has soñado
para nosotros un horizonte diferente,
más elevado, fraterno y generoso,
donde redescubrirnos como hermanos.
Mira que estamos perdidos,
confusos por nuestras propias mentiras.
Pero tú has rescatado nuestras aspiraciones
del letargo egoísta del consumo,de la deriva suicida de la falta de moral
y de la soledad seca del individualismo.
Jesús, me han dicho que has actuado
nuevamente como sólo tú lo haces:
llamando a la Vida a los últimos
para que vuelvan a sentirse los primeros,
acariciando con tu mirada a los niños
para que puedan –si les dejan- acercarse a ti.
Has vuelto a curar también mis heridas
que me empeño ciegamente en infringirme.Has vendado con seda fresca
todos los corazones desahuciados.
¡Jesús, acógeme de nuevo en tu Reino!
que no me quede escondidoen la estrecha y vieja choza
de mis seguridades y cobardías.
Que te abra mi corazón y me atreva
a ir sólo donde Tú me lleves.
Quiero habitar en esa tierra irreductible
que no tiene más territorio que nuestras almas,
ni más tiempo que el latido de tu corazón,
ni más gobierno que el sueño de tu voluntad.
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