porque me hirió de muerte la vida
Me refugié en tus brazos, Señor,
cuando no tuve más aliento.
Pero tú me empujas de nuevo
incansablemente, a mi ruedo.
Mañana empezaré otra vez,
como ayer, como cada día.
Y volveré, sí, volveré,
pero con una mirada nueva,con una sonrisa recién estrenada,
y con esa fuerza
que sé que no es mía.
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