domingo, 27 de febrero de 2011

El estárter romano

(Mateo 17, 24-27)
Él paga mi deuda y mis carencias
con su moneda y sus tesoros.

Él toma la iniciativa;
pero necesita mi colaboración
(ir, pescar, abrir bocas de peces, volver, pagar...)

Él está libre de este mundo;
pero quiere que aprendamos
a jugar con las reglas de esta tierra.

Él hace, en definitiva, el milagro;
a mí me corresponde el trabajo.



Él ha querido –y yo me he dejado-
que no haya más “Él” ni “yo”,
sino sólo el correr una misma suerte,
el contemplar un mismo horizonte,
el vivir en una sola compañía.

viernes, 18 de febrero de 2011

Atrapar a Dios















¿Quién puede detener la fuerza del mar,
o las sacudidas de la tormenta?
¿Quién puede intentar guardar
un rayo de sol, un poco de viento?
¿Quién puede atrapar a Dios?

Sólo cabe la actitud de la gaviota,
que deja que el viento pase por todo su ser;
y que sólo su ímpetu o caricia sostengan sus alas.

Sólo cabe la actitud de la hierba,
pobre, sencilla,
que siempre espera la próxima lluvia.

Sólo cabe la actitud de las rocas del mar,
que se dejan moldear por éste.
Lentamente, constantemente.

Sólo cabe la actitud del campo en barbecho,
que nada tiene
y todo lo espera de su Dueño.

"...pero la palabra de Dios no está encadenada" (Tm 2, 9)

domingo, 13 de febrero de 2011

Aceptaré la astilla

Aceptaré la astilla
sólo si proviene de tu Cruz.
Me dejaré manchar por la sangre
que brote de tu coherencia.
Se pegará a mis pies el polvo
ágil al transitar por tus caminos.
Quedarán girones de mi corazón
enganchados a los pobres que me des.

Ya no tengo miedo
porque Tú ya fuiste, del todo,
cruz astillada, sangre comprometida,
camino arriesgado y corazón partido.

En definitiva, yo te acepto a Tí,
con todo tu "equipaje",
Tú que me aceptaste a mí primero,
cuando tanto yo te hería....