domingo, 24 de abril de 2011

Instrumento

Bajo la luz de la resurrección de Jesús todas nuestras sombras se despejan. Y se mira la vida de otra manera, con otra perspectiva. También nuestra vida pasada cobra nuevos colores si la miramos como regalo que acepta y transforma Jesús. Mi vida, la tuya, puede ser un cauce ("instrumento", en palabas de san Ignacio) maravilloso por el que Dios se abre paso en nuestro mundo. Desde esta mirada agradecida se entiende el siguiente texto mío, que comparto para celebrar la Pascua con vosotros:

Hoy, Señor, no puedo
por menos que alabarte
porque Tú hace mucho,
mucho tiempo
alejaste mis pies de la tristeza.

Robaste todas mis razones
para el odio, la queja y la ira.
Arrancaste de mí la soberbia
para que pudiera beber la vida.

Y no tuve tiempo, ni ganas,
ni supe hacer otra cosa
que no fuera amar.

Y tuve que vestirme de risas,
desempolvar mis canciones
y alcanzar tus sueños.

Y tuve que llenar mis días de flores,
mis ojos de brillos cercanos
y tener un corazón siempre a punto.

Tuve que aceptar
un regalo por segundo,
acumulando agradecimientos.

Tuve que servirte,
y servirte nuevamente,
porque me hiciste tu instrumento.

viernes, 22 de abril de 2011

Adoración al Carpintero

Aquí estoy ante ti, Señor,
pegado a ti, como un clavo a su madero.

Quiero contemplar tus manos
en esta noche oscura de Viernes Santo.
Esas manos que pasaron por el mundo
simplemente haciendo el bien
están ahora fijas a un tablero,
atadas, esclavizadas y oprimidas.
Parece que han conseguido robarte
la libertad que transmitías y alentabas.
Han quedado irremediablemente presas
a un trozo de madera,
a la misma madera
que en otro tiempo tú acariciaras.
La madera que moldeabas lentamente,
la madera que conformabas sabiamente,
como el barro del alfarero,
es ahora tu cárcel y tu tortura.

Nosotros somos la madera fresca,
tú, el Carpintero.
A lo largo de nuestra vida
nos hemos dejado construir por ti.
Pero a veces también somos
madera seca e ingrata
que se revela contra su Criador.
Tú, sin embargo,
has decidido unir tu destino a esta madera,
a todo tipo de maderas,
valientemente, obstinadamente.
Convierte, Señor, nuestra materia
en madera tierna que espere siempre
tus manos y tu proyecto.

Por una noche,
esta cruz que somos nosotros
consigue descentrarse de sí misma
para salir a tu encuentro,
para sostener al cuerpo inerte,
para enjugar la sangre fría,
para aceptar tu huella en nosotros,
para permanecer cuando tú te vayas,
para adorar tan sólo a su Carpintero.

martes, 19 de abril de 2011

Nuevos viernes santos

Una web para contemplar en silencio. Puede ser la imaginería actual de los otros "viernes santos":
http://www.fronterasinvisibles.org/

Autor de la foto: Edu León

Cristo del Calvario


En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta.

(Gertrudis Gómez de Avellaneda)

Getsemaní

Ya se escuchan los gritos
temblorosos de los cobardes.
Ya vibran las antorchas
que ciegan a los seguros.

Despertad, que ya llegan,
¿no los veis?
Vienen a entregarme
a quienes renunciaron a su humanidad.
como sanguijuelas en pierna llagada,
engordando su poder.

Rematan en la cabeza al caído
para demostrar su “valentía”.
Se esconden las raposas
bajo cifras macroeconómicas,
y Caín se niega a reconocer
que Abel es su hermano.
¿No los veis? ¿Es que no los veis?

La luna será testigo
impotente de la traición.
Quedará el ángel
llorando la blasfemia.
Y el olivo,
el olivo no tendrá ya más
fuerzas para dar paz.

Todo quedará vacío,
lleno de hombres llenos de sí.
Lleno de nada; vacío de Ti.
Y el silencio anhelará exhausto
llenarse de tus esperanzas
en la raza humana.

domingo, 10 de abril de 2011

El fruto del silencio

El silencio ¿da fruto? ¿sirve para algo? ¿debería servir, acaso? El silencio, cuando no es simple ausencia de ruido, sino PRESENCIA  de quien te sobrepasa, ese silencio, sí da fruto.

Aunque, como le es propio, no es un fruto evidente, rotundo o imponente; sino sutil, mágico y frágil. Es pisar por este mundo de otra manera, como sobre una fina lámina de brisa... ¡todo eso y nada más que eso!

Madre Teresa lo expresó así:
El fruto del silencio es la oración.
El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor.
El fruto del amor es el servicio.
El fruto del servicio es la paz
.