En estos días de espera esperanzada, que sepamos buscar tu Luz, Señor. Y también asumir nuestro papel de ser estrellas para otros, y les podamos llevar a Ti.
Te ofrezco, Señor, mi estrella,
para que Tú me lleves hacia los demás.
Te ofrezco, Señor, mi pequeña llama,
para que pueda dar calor
a quien tenga el corazón frío.
Te ofrezco, Señor, mis tonos y matices,
que necesitan
complementarse con los de otros.
Te ofrezco, Señor, mi tenue luz,
para que tú la prendas fuerte
cada mañana.
Te ofrezco – por último- mis sombras,
para que tú las llenes de tu Luz.
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