Al final de las horas,
cuando ya no tengan sentido
la envidia, el ansia y la irarecordaremos que fuimos humanos,
aunque sea ya demasiado tarde.
Cuando se hayan cumplido los minutos
misteriosamente asignados
anhelaremos todo lo que quedó
eternamente pendiente:
el perdón, la mirada y el beso.
misteriosamente asignados
anhelaremos todo lo que quedó
eternamente pendiente:
el perdón, la mirada y el beso.
Al otro lado de los tiempos
las ridículas individualidades
serán superadas por una Comunidad
que aquí no supimos entrelazar
por torpeza, suficiencia o miedo.
las ridículas individualidades
serán superadas por una Comunidad
que aquí no supimos entrelazar
por torpeza, suficiencia o miedo.
seremos por fin almas libres,
luminosas, valientemente fraternas.
Al final de nosotros mismos
sólo quedarás Tú, Señor.